Algunos días atrás despedimos el 2024 y la tentación de hacer un balance se volvió inevitable, por lo menos para aquellos fieles usuarios de Instagram. Una evaluación que podríamos hacer en cualquier momento del año, pero el deseo de palpitar un sentimiento colectivo de despedida, melancolía, y nuevos comienzos nos llamó a (casi) todos.
Preparo papel y lápiz, abro el ‘bloc de notas’ que supo acumular quehaceres diarios, y me sumerjo en un carrete repleto de recuerdos. Qué pasó este año? Cómo me impacto? Qué aprendí? Todo se vuelve un menjunje de fechas, que al recorrerlas no me permiten continuar el cierre anual, al menos, no como solía hacerlo.
Los próximos planes
A diferencia del otoño en Berlin, donde me encerré a planear una vida y levantarme el ánimo ante las circunstancias de supervivencia, en Diciembre hice planes. Llegué a esa instancia en la que hago chistes internos con los del laburo, soy indispensable en un programa, o en casa saben que soy la tempranera que hace ruido a la mañana. Puedo decir que empecé a sentirme parte de una comunidad que hasta entonces, era ajena. Y creanme, cuando sentís que lograste esto tan lejos de casa, es enorme.
Conocí gente nueva, y de todos lados. Americanos, alemanes, brasileños, y portugueses. Qué tienen en común estas personas? Nada, excepto una pregunta que TODOS hicieron al escuchar mi historia en Berlin: Y ahora, cuál es tu plan?
Solo escribir la frase me genera escalofríos. Pero freno. Asimilo la pregunta.
Elijo viajar en el tiempo y recorrer todos los fines de año. Cómo me reseteaba?
Análisis del año y búsquedas laborales.
Metas puestas en un mejor sueldo.
Una lista pegada en la heladera de objetivos motivacionales (era el prototipo de ‘chica cosmopolitan’).
Hasta una cajita de “aprendizajes” para ir guardando cada mes una nota sobre lo aprendido (imposible de mantener esto igual).
Una actitud emprendedora, y en momentos obsesiva, me llevó a conseguir varias metas que hoy me traen a estar escribiéndoles desde el otro lado del mundo (a la mayoría de mis lectores). Pero después de haberme comprometido durante 10 años con responsabilidades laborales, contratos, exigencias, capacitaciones, y jefes de todo tipo, hoy, mi respuesta ante esta pregunta insoportable es un sólido: No sé, creo que disfrutar.
Disfrutar. Abrazar lo logrado, incorporar lo aprendido, y pausar la mente.
Conscientizarte sobre los logros, dificultades y alteraciones a las que sometiste al cuerpo y la mente durante el año también es parte de una vida productiva. Y aunque estas evaluaciones puedan hacerse en diferentes momentos del año, sumarte al calendario solar por un rato, ayuda a sentirte parte de un sentimiento colectivo. El mundo entero afrontando las mismas preguntas (generalizando, claro).
Los “no” positivos
papeleo y burocracia desconocida
desempleo
turnos en un idioma que aún no manejo
amistades perdidas
contratos de alquiler
infecciones inesperadas
carencia de abrazos
cálculos de gastos
llegar a fin de mes
break-ups
cruzar fronteras indocumentada
repartir CVs caminando
estafas
desilusiones
Al concluir el 2024, algunas cosas me quedaron claras. No tengo el control nada y con la resiliencia seremos grandes amigas.
El año me sopapeó, y quizás a vos también. Entonces es hora de abrazar lo logrado. Pausar y no saber. Es irónico que una versión anterior mía, no muy lejana, estaría descalificándome por completo, me acusaría de vaga y me frustraría al no tener la energía para encarar nuevos proyectos. Pero hoy es la meta mas honesta que puedo encarar, aunque mi abuelo crea que me hice hippie y descarrilé en la vida.
Por qué las metas propuestas a principio de año tienen más valor que el “no sé, lo iré descubriendo”? Y por qué los logros tienen más peso que los fallos?
Un error, pisar la pata y ser rechazado, puede cambiar completamente el curso de tus circunstancias, y a veces, es para mejor.
El “no” me viene bien
Dada la sociedad exitísta con la que me relacioné siempre, encuentro fácilmente la respuesta a estas preguntas. El éxito es palabra corriente, pero las pifiadas, los rechazos, o fallos quedan debajo de la alfombra. Y yo fui una de esas también.
Pero estaba confundida. Ante tanto “no” durante el 2024, hoy le agarré el gustito a perderme. Entendí que la clave no estar en imponerte metas y lograrlas, sino en tener focos para dónde ir acompañados de la suficiente flexibilidad para volantear en aquellos momentos que haya que tomar diferentes salidas.
Pensalo en simples ejemplos. Aquel que tenga un único destino, seguramente se problematize más que el que tenga la adaptabilidad de comprender el destino que le toque.
El “no”, muchas veces, es la única herramienta que te indica para donde ir, y como sobrepasar terrenos desconocidos. A veces los “no” son todo lo que buscas para entender lo que querés. Cuando te quitan lo que creíste que buscabas, para dónde vas? En qué momentos elegís seguir insistiendo, y en qué momentos te bajas?
El espacio incómodo y de supervivencia puede convertirse en el terreno fértil para redefinir prioridades. Y al despejar las trabas que te impones sobre como tienen que resultar las cosas, soltás el control y re-evaluás tus criterios de elección.
Qué criterios elijo
Desde Octubre, cuando empece a remontar mis condiciones (y psiquis) elegí comprometerme solo en los lugares en los que me recibieran con un abrazo.
Ya sé, que cursi.
El cuerpo habla, y ante un contexto estresante en el que la mente no puede ser racional, confiar en tus sensaciones corporales es todo lo que queda. En Berlin, todos somos desconocidos, nadie sabe de dónde venís o qué intencionás, y lo único en común (al principio) es que ambos decidimos mudarnos a la misma disparatada ciudad. Tu criterio es lo único que te va a ayudar a elegir a quienes tener alrededor, y establecer este criterio no es fácil.
Confiar lleva tiempo, y más aún sentirte en casa. Pero guiándome por aquellos espacios en los que me abrazaron sin conocerme, pude orientarme, y encontrar nuevos “hogares”. Quitando el foco en el sueldo, una posición, un estilo de vida, y hasta un estatus, esta vez estaba segura que no era el criterio a seguir.
Ahora una palmadita en la espalda me es suficiente para saber si vale la pena que hablamos de todo lo demás.
Entonces…
10 cosas que aprendí en 2024 porque me dijeron que NO
Los períodos de incomodidad pueden convertirse en un terreno firme para experimentar.
No siempre controlo mi felicidad y logros…y generalmente vienen cuando menos los espero.
Mi intuición es mucho mas sabia que yo.
Inconscientemente, tomamos muchas decisiones que si estamos lo suficientemente abiertos para comprender, siempre cobran sentido.
Todos los que aparecen en tu vida tienen algo que enseñarte. Permitíles hacerlo.
Guiáte más por los abrazos y menos por las palabras.
Cuando alcances metas, pausá por un ratito.
Compartiendo vas a ahorrarte muchos malviajes.
Necesitas de una comunidad más de lo que creés.
Algunos problemas solo se solucionan bailando.
Basta de unboxing, dame buena data
Berlin en año nuevo es un fenómeno que no conocía y me dejó boquiabierta. La calle es inhabitable a no ser que quieras bombardear a tus vecinos con montones de pólvora. Vean este video para entender lo que digo…
Este tema me ayuda a estar presente. Generalmente lo escucho a la mañana en el tren.
Un newsletter local que me encanta: Handpicked Berlin, con data sobre startups, carreras, y crecimiento me publicó en una nota sobre el Freelancing en Berlin así que vayan a leer :)
Feliz año lectores! Damos por comenzado este 2025, que seguramente venga lleno de sorpresitas.
Si no te suscribiste, ya está, es hora de que lo hagas.
xoxo
Abi